INJERTOS

Por Redacción.

El proyecto Injertos, comisionado al artista hondureño Adán Vallecillo para la XIV Bienal FEMSA 2020, y que ahora se presenta en Ciudad de Guatemala en Galería Extra, parte del video “El Fuerte, El Aventurero y La Loca”, filmado, en sembradíos y plantas de procesamiento industrial de aguacate en Michoacán, México. Las imágenes conviven con una narración en purépecha que no se apega a lo ilustrado en el video. El recuento oral, narra la vida de Rudolph Hass, cómo desarrolló y patentó el aguacate hass; un producto de gran demanda internacional que se cultiva a costa de otras especies endémicas.

Este proceso de industrialización feroz es explorado por Vallecillo mediante dibujos al grafito o piezas a muro como Reticulares Cifrados, hechas con o a partir de rejillas de plástico de cajas de almacenamiento para aguacates - la mayor parte de ellas en desuso y que son desperdicio industrial.

Cortesía: Galería Extra

Detalle de obra. Galería Extra

Como en proyectos anteriores del artista, en Reticulares Cifrados recurre a objetos industriales que se prestan para la articulación de soluciones abstractas. Cada pieza es una composición no figurativa, al mismo tiempo, es un documento de la entropía industrial contemporánea. De esta forma, presenta una manera distinta de entender el realismo así como la integración plástica de las obras con la arquitectura del espacio.

Cortesía, Galería Extra

Finalmente, Injertos incluye 3 esculturas hechas con otros objetos del ciclo del aguacate: Bólide Conjuro, Danaus Plexippus (Mariposa Monarca) y Encapuchados. Esta última, presenta 2 cepillos industriales para limpiar aguacates, semicubiertos con un par de calcetines impresos con dicho fruto. La pieza no solo revela el alcance de la cultura de consumo alrededor del aguacate y que aparece en distintas mercancías, sino que también evoca ciertas problemáticas sociales alrededor de su cultivo.

Texto curatorial, Daniel Usabiaga (Curador), julio 2023.

Anterior
Anterior

El futuro es una ruina

Siguiente
Siguiente

Édgar Calel: B’alab’äj